15 de Diciembre de 2015
CECILIA: ¡Miguel, son las 7! Las sieeeeteeee!
MIGUEL: (Me levanto a tientas, choco con los muebles, me rompo la uña del dedo gordo, aúllo, amordazo a la mujer que me despierta, la tomo por los pies y la arrojo por la ventana.)
CECILIA: ¡Amorcito, son las 7! (¿Con quién dormí anoche?… ¿Quién es este hombre legañoso? Y, sobre todo, por qué lo llamo “amorcito”?) ¡Quiquitito, son las 7!
MIGUEL: (Lo dice por el tamaño de mi sexo. ¡Es una bruja! Ha adelantado el reloj media hora, solo para robarme media hora de felicidad.)
CECILIA: (¿De quién será este dormitorio tan horrible? ¿Será un motel de carretera?
¡Esa lámpara, esas fotos deprimentes! Desde luego, no son de mi familia. ¡Todo huele a viejo, a sobado! Anoche debo haber estado ciega para meterme en este antro.)
¡Tontito, abre los ojos que es muy tarde!
MIGUEL: (Desde anoche, ella ha envejecido sólo 8 horas, y yo, en cambio, 10 años por lo menos. Desde que nos casamos me ha robado 8.955 medias horas. Pero, ¿estaremos casados realmente? En el sueño yo estaba soltero, mejor dicho, acababa de casarme. Pero el vestido de novia estaría sobre una silla y alguno de los dos habría vomitado sobre la cama, como es el ritual.)
CECILIA: ¿Oíste lo que te dije?
MIGUEL: (¡Ya lo sé: son las malditas, las asquerosas 7 de la mañana, de la madrugada, de la noche cerrada, de las tinieblas del infierno.)
CECILIA: Gordito, a ti te pasa algo. No es normal despertar por la mañana con esa cara. ¡Qué ojeras! Deberías ir al médico. La cirrosis empieza siempre con ojeras.
MIGUEL: (¡Arpía! Me recuerda a mi madre, que es una santa, pero a arpía no se la gana nadie.)
CECILIA: (¿Por qué lo llamo “Gordito” si es flaco? A lo mejor tiene el trasero gordo, debe ser por eso.) ¿Te preparo huevos revueltos?
MIGUEL: No, yo ya tengo los míos bastante revueltos.
CECILIA: (¿Qué debo preguntarle para mantener la conversación y evitar que se duerma otra vez?)
MIGUEL: (Me mira como si tuviera un forúnculo en la nariz)
CECILIA: ¿Me quieres?
MIGUEL: Por las mañanas a las 7, te quiero con locura y la locura lleva al crimen.