15 de Diciembre de 2015
ROSANO (a Seve): Quizás ya sea hora de presentarme: Rosano Breton, “Artículos para señoras y caprichos en general”.
SEVE: Viñuelas, para servirle. Aquí donde usted me ve, me he casado hace unas horas.
ROSANO: Nadie lo diría. Quiero hablarle francamente. A pesar de las apariencias, yo no soy el experto en inseminación artificial.
SEVE: Lo siento.
ROSANO: Resignación es lo que hace falta. A pesar de las apariencias, tampoco soy virgen y mártir.
SEVE: ¿Es posible?
ROSANO: Lo que oye. Soy -dentro de lo que cabe- el amante de su mujer.
SEVE: Y a mucha honra, por muchos años y que yo lo vea.
ROSANO: Porque, eso sí, uno ha nacido pobre, pero vicioso.
SEVE: Es lo único que uno les puede dejar a los hijos.
ROSANO: A usted no había tenido el gusto de conocerle, pero a su mujer sí la conozco mucho.
SEVE: ¿Y qué le parece?
ROSANO: ¿Sin ofenderse?…
SEVE: Naturalmente.
ROSANO: Un poco caída de glúteos.
SEVE: ¿Es posible?
ROSANO: Tal como lo oye.
SEVE: Espero que usted lo sepa llevar con conformidad.
ROSANO: Es lo que intento. Después de todo, una nalga es una nalga.
SEVE: En eso lleva usted mucha razón.
ROSANO: Si uno se fuera a fijar en los detalles…
SEVE: A dónde iríamos a parar.
ROSANO: No mires la paja en el glúteo ajeno sino la viga en el propio, con perdón.
SEVE: No hay nada que perdonar.
ROSANO: ¿Sabe que congeniar con el marido es casi más apasionante que entenderse con la mujer, si cabe?
SEVE: Gracias. La convivencia hace mucho.
ROSANO: (Amanerado) Y la finalidad de caracteres.
SEVE: Es verdad.
ROSANO: ¿Bailamos?
SEVE: No me comprometa.